Innovación con mentalidad de producto – Éxito con la innovación ascendente

Cómo triunfan las empresas mediante estrategias ascendentes y centradas en el cliente

El trabajo ágil y la mentalidad centrada en el cliente del mundo de las start-ups se han convertido ahora en la corriente principal de las empresas. Tanto las empresas como las pymes tienen que cambiar su forma de trabajar a largo plazo si quieren seguir siendo competitivas en la transformación digital. Pero, ¿cómo se vive la innovación sostenible? Una mentalidad de producto que se caracterice por estrategias ascendentes y recompense los errores ayuda. Con la ayuda de una metodología basada en datos, las empresas pueden ofrecer una experiencia digital sostenible.

Innovación: ¿qué es en realidad?

La innovación en un contexto empresarial significa generar nuevos productos o servicios o mejorar los existentes para crear valor sostenible para los clientes y las empresas. Se trata de ofrecer una experiencia óptima a los clientes y satisfacer sus necesidades de la mejor manera posible. Para que esto sea posible, las empresas deben ser ágiles a la hora de alinear su estrategia empresarial con un mercado volátil que no permite una planificación estática a largo plazo.

La innovación implica la interacción del juego espontáneo, la creatividad creativa y el aventurerismo soñador. Al mismo tiempo, significa adoptar un enfoque interdisciplinar y generalista, pero improvisando únicamente dentro de los límites de las propias competencias básicas. La perfección fue ayer, porque sólo se aprende de los errores: Por eso, las empresas innovadoras se basan en una combinación de mentalidad de producto y estrategias ascendentes para explotar plenamente su potencial. De este modo, no sólo pueden aumentar su ventaja competitiva, sino también mejorar la satisfacción del cliente.

Una mentalidad de producto puede ayudar a las empresas a innovar porque hace hincapié en los cambios de perspectiva. Una visión orientada al producto se centra de forma flexible en los beneficios para el cliente en lugar de alinear el proceso de desarrollo con un mecanismo de lanzamiento predefinido. Para implantar con éxito cosas nuevas, una empresa debe ser capaz de escuchar las ideas creativas de todos los empleados -desde el consejo de administración hasta el departamento técnico- y llevar las ideas a la práctica de forma sistemática y escalable. Una cultura corporativa participativa de este tipo refuerza la identidad corporativa, la lealtad de los empleados a través de un sentido de propósito en el trabajo y el valor para probar nuevos métodos.

Identificar los puntos débiles: el papel de los clientes en la gestión de productos

¿Cómo averigua una empresa cuáles son los problemas de sus clientes y qué debe hacer para resolverlos? Tiene sentido utilizar distintos métodos de investigación para averiguar qué «puntos de dolor» tienen los clientes. Los puntos de dolor son, por un lado, puntos de incomodidad en el uso de un producto o servicio existente que permiten a la empresa identificar los puntos débiles del producto o servicio y mejorarlo. Los puntos de dolor son también, en general, obstáculos de la vida diaria que dificultan las actividades cotidianas de los clientes.

Los datos de los clientes son una fuente valiosa para la generación de ideas y la innovación. Las empresas deben intentar obtener opiniones directamente de los usuarios del producto o servicio y escuchar con atención y empatía. Esto puede hacerse mediante encuestas a los clientes, entrevistas o comunicación directa. Las empresas deben interactuar con su comunidad de forma regular, no sólo ocasionalmente, y entablar un diálogo a través de la página web de la empresa, los foros y las redes sociales. Es importante medir y supervisar constantemente la experiencia del cliente como parte del proceso de innovación. Dado que las condiciones del mercado y las expectativas de los clientes pueden cambiar rápidamente, las empresas necesitan hacer ajustes a tiempo para seguir teniendo éxito con sus productos o servicios.

El servicio y la atención al cliente pueden ayudar a crear perfiles de requisitos y problemas, así como sugerir posibles soluciones. Además, el servicio de atención al cliente también puede actuar como intermediario: Puede establecer contacto con el usuario final, recoger su opinión y transmitirla a la dirección. De este modo, el nivel directivo puede, a su vez, comprender mejor lo que realmente necesitan los usuarios finales.

Innovación en la empresa mediante estrategias ascendentes

Los procesos empresariales existentes han evolucionado a menudo en función de las necesidades internas de las unidades organizativas y los departamentos. En un mundo VUCA con un desarrollo dinámico del mercado, estos procesos resultan demasiado rígidos para reaccionar ante las condiciones cambiantes. Si, como en las empresas clásicas, las estrategias sólo se elaboran en la cúpula corporativa y se transmiten a los departamentos, rara vez se adaptan. Del mismo modo, no se reconocen a tiempo los potenciales de las innovaciones tecnológicas para la creación de valor. Aunque, según una encuesta, más de la mitad de las empresas alemanas tienen estrategias de digitalización en divisiones individuales, dos tercios de las empresas carecen de una estrategia central interdepartamental.

Una estrategia orientada a la innovación debe ser una tarea conjunta de todos los departamentos, no sólo de la alta dirección. Un enfoque ascendente tiene la capacidad de crear una cultura de innovación sólida y eficaz. Si la estrategia se ajusta continuamente a las necesidades de los clientes, los valiosos conocimientos sobre los grupos destinatarios pueden fluir hacia el desarrollo de productos digitales sin tener que reestructurar los departamentos. Sin embargo, lo que se necesita por encima de todo es un circuito continuo de retroalimentación que incluya resultados de la dirección, pero también del servicio de atención al cliente y de ventas en igual medida. Además, las jerarquías planas permiten a los empleados desarrollar y probar nuevas ideas y soluciones sin estar demasiado atados a las especificaciones de la dirección. Esto, cuando se hace bien, crea un entorno dinámico en el que los equipos pueden desarrollarse de forma autónoma.

A menudo es una combinación de estrategia descendente y ascendente la que trae el éxito. Los objetivos estratégicos se fijan a gran altura como visión orientadora sin obstaculizar los potenciales creativos de aplicación. Una cultura corporativa apreciativa que promueva la crítica constructiva y una cultura del error honesto en lugar de cimentar el poder de la estructura organizativa mediante la delegación y la culpa genera confianza y un espíritu emprendedor valiente a todos los niveles. Los equipos interfuncionales fomentan el intercambio interno de conocimientos y la adopción de nuevas perspectivas. Este enfoque permite a los empleados ser generadores de ideas y producir soluciones potentes que tienen el potencial de generar más ingresos a largo plazo.

La mentalidad de producto: objetivos inteligentes y decisiones basadas en datos

La mentalidad de producto es un buen ejemplo de innovación impulsada por todos los departamentos. Este enfoque promete un mayor compromiso, ahorro de costes y una comercialización más rápida (source). La idea es entender primero lo que quieren y necesitan los clientes antes de empezar a desarrollar el producto. No basta con estar abierto a nuevas ideas y recabar opiniones de los clientes; también hay que hacer las preguntas adecuadas. Estas preguntas determinan las hipótesis sobre los clientes y sus deseos futuros y respaldan la visión del producto. Es importante que los supuestos se comprueben y ajusten continuamente en el curso del desarrollo del producto. Esto también significa abandonar los supuestos erróneos, incluso si ello implica descartar software que ya se ha desarrollado. En un mundo cada vez menos caracterizado por estructuras estables, este planteamiento es una forma eficaz de afrontar la incertidumbre.

La mentalidad de producto se centra en el análisis de datos, además de en el cliente. Algunos de los componentes clave de la mentalidad de producto son los objetivos inteligentes (SMART), los métodos ágiles, la toma de decisiones basada en datos y los métodos de investigación y prueba. Las metas inteligentes son objetivos claramente definidos, específicos, mensurables, alcanzables, razonables y sujetos a plazos. Ayudan a los equipos a determinar el progreso de su desarrollo y la mensurabilidad de sus resultados. Los métodos ágiles se basan en el principio de los «sprints», en los que las tareas se dividen en iteraciones cortas y se completan paso a paso. En lugar de la planificación a largo plazo y el objetivo de la exhaustividad, el ensayo y error según el principio de la caja de arena pasa a un primer plano, siendo un requisito previo importante una clara división de funciones. Este enfoque flexible permite a los equipos hacer cambios o probar nuevas ideas sin tener que reiniciar todo el proceso.

Las metodologías de investigación y prueba ayudan a validar o rechazar nuevas ideas rápidamente. Un backlog bien ordenado y priorizado ofrece una visión holística de la cartera de productos. Las epopeyas y las historias de usuario ayudan a planificar los sprints y a traducir las hipótesis en requisitos y características concretas para el usuario. Con la ayuda de estos conceptos, las empresas pueden encontrar formas innovadoras de seguir desarrollando su producto o servicio para los clientes mediante la creación de prototipos, la entrada temprana en el mercado como MVP, la experimentación frecuente y las actualizaciones periódicas del software.

Generar valor a través de experiencias digitales sostenibles

Una experiencia digital sostenible es esencial hoy en día para captar y retener la atención de los clientes. ¿Qué significa esto? La experiencia en el espacio digital no sólo debe servir para estímulos a corto plazo y desencadenantes subconscientes, sino que debe satisfacer la motivación intrínseca del cliente y generar valor a largo plazo. Un producto o servicio no solo debe ser fácil de usar, sino ofrecer al cliente un valor añadido tangible para su vida. No sólo debe ser comprensible a nivel cognitivo, sino también satisfacer las necesidades emocionales. Un producto nunca debe manipular al cliente ni dirigirle en una dirección determinada en contra de su voluntad: esto tarde o temprano tendrá un efecto negativo en su bienestar y hará que asocie el producto o la marca con malas experiencias o incluso que lo rechace.

La marca de una empresa es algo más que lo que dice de sí misma en los mensajes de marketing. Se trata de cómo la experimentan los clientes. El espacio digital ha convertido a la comunidad en la variable más importante. Los clientes se guían cada vez menos por vídeos publicitarios perfectamente escenificados, sino que confían en las reseñas de productos de los usuarios o del influencer de su elección. Los productos digitales se convierten así en promesas y experiencias compartidas que conectan a las personas. Hace tiempo que un producto digital es algo más que un software: es una experiencia que puede ser un viaje, una misión o un proceso de mejora continua. Cuando las empresas crean una experiencia digital sostenible que enriquece la vida de los clientes, pueden aumentar su valor. Cuando los clientes tienen una experiencia digital positiva, preferirán y recomendarán la marca a otros.

Conclusión – La innovación con mentalidad de producto impulsa el cambio

Una mentalidad de producto ayuda a las empresas a impulsar el cambio y responder a nuevos retos. Las estrategias ascendentes y la orientación al cliente pueden servir de catalizadores de la innovación. Y lo que es más importante, requiere una combinación de una visión que implique a todos los miembros de la empresa y una comprensión exhaustiva de los modelos de negocio digitales. Cuando los procesos empresariales se diseñan en función de los datos y se refuerzan tanto la alfabetización en datos de los empleados como su apropiación, las empresas pueden aumentar el crecimiento y abrir nuevas vías.

Una mentalidad de producto impulsa activamente el cambio sostenible porque se centra en las necesidades intrínsecas del cliente y en la creación de valor sostenible, en lugar de reaccionar a las modas sin reflexión. Al mismo tiempo, este enfoque ayuda a las empresas a actuar con más flexibilidad y responder de forma más específica a los cambios de sus mercados.  En resumen, la innovación con mentalidad de producto puede dar a las empresas una ventaja competitiva.

Simone Belko is a media scientist and European studies scholar with a strong focus on digital literacy. With experience in journalism, PR, marketing, IT and training she has excelled in Germany and abroad. As a manager for digital products in the online games and FinTech industry she gained deep insights into online platforms and communities. Simone is the author of "Digital Consciousness" ("Das digitale Bewusstsein") and currently works at Otto GmbH, leveraging her expertise in business transformation.

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