9 políticas gubernamentales para estimular el crecimiento económico
¿Cuáles son las políticas más eficaces para hacer crecer una economía y apoyar el crecimiento económico?
¿Qué pueden hacer los gobiernos para estimular el crecimiento económico? Las distintas políticas de oferta y demanda tienen sus ventajas e inconvenientes, y destacaremos las 9 políticas más eficaces para estimular la economía.
Tras el COVID, la inflación, las crisis de la cadena de suministro, etc., los gobiernos de todo el mundo buscan formas de estimular el crecimiento económico para combatir la recesión que se avecina. Aunque hay muchas políticas gubernamentales que pueden utilizarse para estimular el crecimiento económico, se trata de una tarea difícil, ya que hay muchas interdependencias y pros y contras de cada política que deben tenerse en cuenta. Algunas medidas pueden impulsar el crecimiento económico a corto plazo, pero también tienen efectos masivos a largo plazo, y muchos gobiernos también trabajan unos contra otros en la carrera por el crecimiento económico.
Gestionar la economía es también una de las tareas más importantes de los gobiernos, y especialmente en tiempos de crisis es más importante que nunca.
Index
Diferentes políticas para estimular el crecimiento económico
Hay dos tipos principales de políticas económicas que pueden utilizarse para fomentar el crecimiento: las políticas del lado de la demanda y las políticas del lado de la oferta. Las políticas del lado de la demanda se centran en aumentar la demanda agregada de la economía, mientras que las políticas del lado de la oferta pretenden aumentar la capacidad productiva de la economía.
Las políticas del lado de la demanda suelen aplicarse mediante la política fiscal, que es el uso del gasto público y los impuestos para influir en la economía. Por ejemplo, un gobierno puede reducir los impuestos para impulsar el gasto de los consumidores o aumentar el gasto en infraestructuras para crear empleo. Por otra parte, las políticas de oferta suelen aplicarse mediante la política monetaria, que es el uso de los tipos de interés y la oferta monetaria para influir en la economía. Por ejemplo, un banco central podría reducir los tipos de interés para fomentar la inversión o imprimir más dinero para aumentar la oferta monetaria.
Tanto las políticas de demanda como las de oferta pueden ser eficaces para estimular el crecimiento económico. Sin embargo, cada tipo de política tiene sus propios puntos fuertes y débiles. Las políticas del lado de la demanda suelen ser criticadas por ser demasiado expansivas y provocar presiones inflacionistas, mientras que las políticas del lado de la oferta suelen ser criticadas por ser demasiado contractivas y provocar condiciones recesivas. No existe una receta única para el éxito, ya que muchos de los factores escapan al control exclusivo de los gobiernos.
Políticas de demanda
Políticas monetarias
Hay varias políticas monetarias que pueden utilizarse para estimular el crecimiento económico. Un enfoque habitual es bajar los tipos de interés, lo que abarata los préstamos a las empresas para que inviertan. Esto puede provocar un aumento de la producción y del empleo, así como una subida de los salarios. Otra política es la flexibilización cuantitativa, en la que el banco central compra activos financieros a los bancos comerciales para aumentar la cantidad de dinero en circulación. Esto también puede conducir a un aumento de los préstamos y la inversión, y por tanto a una mayor actividad económica. Ambos enfoques tienen pros y contras, y la política más eficaz dependerá de las circunstancias específicas de la economía. Sin embargo, la política monetaria puede ser una poderosa herramienta para promover el crecimiento económico.
La política fiscal
Para lograr el crecimiento económico, un gobierno debe gestionar cuidadosamente su política fiscal. Esto incluye tanto los impuestos como el gasto. Un exceso de impuestos puede ahogar la actividad económica, mientras que un exceso de gasto público puede provocar inflación. La clave está en lograr un equilibrio entre ambos. El gobierno también debe asegurarse de que su deuda sea sostenible. Un endeudamiento excesivo puede poner a prueba las finanzas públicas y elevar los tipos de interés. En consecuencia, el gobierno debe gestionar cuidadosamente su política fiscal para promover el crecimiento económico.
Devaluación de la moneda
La devaluación es el ajuste deliberado a la baja del tipo de cambio de una moneda frente a otras. La devaluación suele producirse cuando la moneda de un país se sobrevalora, lo que significa que su tipo de cambio es superior a lo que se considera un valor justo. Cuando esto ocurre, las exportaciones del país se encarecen y sus importaciones se abaratan. Como resultado, la balanza comercial del país se deteriora y su economía se ralentiza. Para reactivar su economía, el país puede decidir devaluar su moneda. Esto hace que sus exportaciones sean más competitivas y sus importaciones más caras. Esto puede ayudar a mejorar la balanza comercial del país y estimular el crecimiento económico.
Flexibilización cuantitativa
La flexibilización cuantitativa es una herramienta de política monetaria que puede utilizarse para estimular el crecimiento económico. Consiste en que el banco central cree dinero nuevo y lo utilice para comprar activos financieros, como bonos del Estado. Esta acción reduce los tipos de interés y aumenta la oferta monetaria, lo que puede contribuir a estimular la actividad económica. La relajación cuantitativa también puede utilizarse para dirigirse a sectores específicos de la economía, como la vivienda o las infraestructuras. Al aumentar la cantidad de dinero disponible para prestar, la relajación cuantitativa puede ayudar a estimular la inversión y el crecimiento económico. Sin embargo, es importante señalar que la relajación cuantitativa no está exenta de riesgos y debe utilizarse con cuidado para evitar presiones inflacionistas.
Políticas de oferta
Privatización y desregulación
Todo economista sabe que uno de los principales motores del crecimiento económico es la competencia. Cuando las empresas se ven obligadas a competir por una cuota de mercado, se ven incentivadas a innovar y mejorar sus productos y servicios. Esto, a su vez, conduce a una mayor eficiencia y productividad, lo que reduce los costes y eleva el nivel de vida. Una forma de fomentar la competencia es mediante la privatización y la desregulación. La privatización se produce cuando el gobierno vende activos estatales a empresas privadas. Esto puede contribuir a aumentar la competencia abriendo nuevos mercados y aumentando el número de actores en una industria. La desregulación, por otra parte, implica la reducción de las normativas gubernamentales sobre las empresas. Esto también puede contribuir a aumentar la competencia facilitando la entrada de nuevas empresas en los mercados y obligando a las empresas existentes a ser más eficientes. Tanto la privatización como la desregulación pueden ser controvertidas, pero no se puede negar que pueden ser herramientas eficaces para fomentar el crecimiento económico.
Invertir en educación y formación
Una mano de obra bien formada es esencial para que cualquier economía pueda competir en el mercado mundial. Un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos concluyó que, por término medio, cada año adicional de escolarización puede aumentar los ingresos de una persona en un 10%. El estudio también descubrió que la inversión en educación tiene un efecto multiplicador, generando incluso más crecimiento económico. Esto se debe a que los trabajadores con estudios son más productivos, más innovadores y tienen más probabilidades de crear sus propias empresas. Además, los trabajadores formados tienen más probabilidades de ocupar empleos mejor pagados, lo que impulsa el gasto de los consumidores y ayuda a crear puestos de trabajo para otros. Como demuestra esta investigación, invertir en educación es una forma eficaz de impulsar el crecimiento económico.
Mercados laborales flexibles
Un mercado laboral que funcione bien es clave para una economía sana. Ayuda a garantizar que los trabajadores puedan encontrar empleos que se ajusten a sus capacidades y habilidades, y que las empresas puedan cubrir las vacantes de manera oportuna y eficaz. Un mercado laboral flexible es aquel en el que hay pocas restricciones a la contratación y el despido, y en el que los salarios pueden subir y bajar en respuesta a los cambios en la demanda. A menudo se considera que este tipo de mercado responde mejor a las necesidades de las empresas y es más eficaz a la hora de adecuar los trabajadores a las vacantes. Por ello, muchos economistas sostienen que un mercado laboral flexible es esencial para el crecimiento económico. Si bien es cierto que un mercado laboral rígido puede actuar como barrera para el crecimiento, también es importante recordar que demasiada flexibilidad puede conducir a la inestabilidad y la inseguridad. La clave está en conseguir el equilibrio adecuado.
Reducir los tipos impositivos
A menudo se promociona la reducción de los tipos impositivos como una forma de estimular el crecimiento económico. La lógica es que unos impuestos más bajos significan más dinero en los bolsillos de los ciudadanos, que luego gastarán en bienes y servicios, impulsando la demanda y aumentando la producción. Hay algunas pruebas de que esto puede funcionar a corto plazo, pero no está tan claro si conduce a un crecimiento económico sostenido. Un problema es que los recortes fiscales tienden a beneficiar más a las personas más ricas, que tienen menos probabilidades de gastar su dinero extra. Otro problema es que los ingresos públicos procedentes de los impuestos financian importantes inversiones públicas, como infraestructuras y educación, que pueden impulsar el crecimiento económico a largo plazo. Así que, aunque bajar los impuestos puede dar un impulso a corto plazo a la economía, convertirlos en una parte central de la política económica entraña riesgos.
Gestionar el poder sindical
En los últimos años ha habido un movimiento creciente para reducir el poder de los sindicatos. El argumento es que los sindicatos establecen un suelo artificial para los salarios, reduciendo los incentivos para que las empresas inviertan en tecnologías que mejoren la productividad. En última instancia, esto conduce a un crecimiento económico más lento y a un aumento del desempleo. Hay algunas pruebas que apoyan este punto de vista. Por ejemplo, hay estudios que demuestran que la sindicación tiende a reducir la productividad de las empresas. Hay que señalar, sin embargo, que estos estudios suelen centrarse en el sector manufacturero, que se caracteriza por unas tasas de sindicación en descenso y unos salarios relativos a la baja. En otros sectores de la economía, como los servicios, los sindicatos se han asociado en realidad a un mayor crecimiento de la productividad. Además, la investigación sobre los efectos del declive sindical en el mercado laboral no ha sido concluyente. Algunos estudios concluyen que los sindicatos tienen un pequeño efecto negativo sobre el empleo, mientras que otros no encuentran ningún efecto significativo. A la luz de estas pruebas, está claro que los efectos de la reducción del poder sindical sobre el crecimiento económico distan mucho de estar claros. Reducir el poder sindical puede producir algunas ganancias económicas a corto plazo, pero también podría tener consecuencias negativas a largo plazo. Por tanto, se necesita más investigación para evaluar los costes y beneficios de esta política antes de poder extraer conclusiones firmes.
Crecimiento económico a través de otros ámbitos fiscales y normativos
Hay muchas formas de promover el crecimiento económico, de las cuales las políticas monetarias mencionadas son sólo algunas. Factores como el crecimiento demográfico, el aumento de la productividad y la innovación tecnológica pueden contribuir a la expansión económica. Además, la facilidad para hacer negocios, la gestión de la inmigración y las infraestructuras son otras formas inteligentes de posibilitar el crecimiento económico.
Mejorar las infraestructuras
Una infraestructura que funcione bien es esencial para el crecimiento económico. Permite la circulación de bienes y personas y proporciona los servicios que las empresas necesitan para funcionar eficazmente. En muchos países, sin embargo, las infraestructuras están en mal estado. Las carreteras están llenas de baches y mal iluminadas, los puentes se desmoronan y las líneas eléctricas están anticuadas. Esto no sólo dificulta el funcionamiento de las empresas, sino que también disuade la inversión y frena el crecimiento económico. Los países que han realizado importantes inversiones en sus infraestructuras han experimentado un aumento correspondiente de la actividad económica. Para competir en la economía mundial, es esencial que los países dispongan de infraestructuras modernas y eficientes.
Fomentar la innovación
La innovación es esencial para que cualquier economía crezca y prospere. Por definición, la innovación es la aplicación de nuevas ideas o métodos, y es este proceso de creación de nuevo valor el que impulsa el crecimiento económico. Para fomentar la innovación, los gobiernos y las empresas deben crear un entorno propicio a la creatividad y a la asunción de riesgos. Esto puede hacerse invirtiendo en investigación y desarrollo, fomentando el espíritu empresarial y eliminando las barreras de entrada. Fomentando la innovación, las economías pueden desbloquear nuevas fuentes de crecimiento y mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos.
Animar a los parados a trabajar como voluntarios
Los parados se enfrentan a menudo a un difícil dilema: necesitan experiencia para conseguir un trabajo, pero no pueden conseguirlo sin experiencia. Como resultado, muchos quedan atrapados en un ciclo de desempleo. Una forma de romper este ciclo es exigir a los parados que ofrezcan su tiempo como voluntarios a cambio de crecimiento económico. Esto les daría la oportunidad de adquirir una valiosa experiencia laboral mientras ayudan a mejorar la comunidad. También permitiría a las empresas aprovechar una nueva reserva de empleados potenciales. En última instancia, esta política beneficiaría tanto a los parados como a la economía en su conjunto.
«Facilidad para hacer negocios»
Una forma de promover el crecimiento económico es eliminar los obstáculos que dificultan la actividad empresarial. Esto puede incluir la reducción de la burocracia, la racionalización de la normativa y la mejora del acceso a la financiación. Cuando las empresas pueden funcionar con mayor eficacia, pueden aumentar la producción y crear empleo. Otra forma de promover el crecimiento económico es aumentar la competencia en el mercado. Esto puede hacerse eliminando las barreras de entrada para las nuevas empresas y facilitando a los consumidores el cambio de proveedor. Al aumentar la competencia, las empresas se ven obligadas a innovar y a ser más eficientes para sobrevivir. Ambas estrategias pueden ayudar a promover el crecimiento económico y mejorar el nivel de vida de los ciudadanos de un país.
Inmigración y atracción de talentos
En la economía global actual, cada vez es más importante que los países atraigan a los mejores talentos de todo el mundo. Una forma de hacerlo es facilitar la inmigración de trabajadores altamente cualificados. Al facilitar que estos trabajadores obtengan visados y se trasladen al país, es más probable que elijan trabajar allí. Esto puede ayudar a impulsar la economía del país aportando nuevas ideas y cualificaciones. También puede ayudar a crear puestos de trabajo para la población local al aumentar la demanda de bienes y servicios. Por tanto, facilitar la inmigración puede ser una herramienta importante para el crecimiento económico. También se utiliza a escala internacional y puede provocar una carrera a la baja, ya que los gobiernos intentan atraer talento con impuestos bajos o nulos u otras iniciativas. Como los gobiernos se convierten cada vez más en «proveedores de servicios», los profesionales altamente cualificados pueden elegir a su proveedor de servicios gubernamentales trasladándose a otro lugar.
Invertir en resiliencia económica
La resiliencia económica se refiere a la capacidad de una economía para resistir, adaptarse y recuperarse de perturbaciones como crisis financieras, catástrofes naturales o grandes cambios geopolíticos. La resiliencia no se refiere sólo a la recuperación a corto plazo, sino también a la capacidad de salir fortalecidos y más sostenibles a largo plazo. Una economía resiliente también limita las posibilidades de una recesión general o incluso de una depresión económica, y conduce a un entorno empresarial más estable que atrae a más empresas. (Por ejemplo, un argumento de venta clave para Suiza, Singapur, etc.)
Los aspectos clave de la resiliencia económica incluyen
- Diversification: Economies that rely on a small number of sectors or markets are more vulnerable to shocks. Diversification, both in terms of industrial sectors and export markets, can spread risk and reduce the impact of sectoral downturns.
- A flexible and skilled labour force: A labour market characterised by high levels of skills and adaptability can more easily shift to new opportunities or industries, minimising the impact of job losses in declining sectors. Continued investment in education and training is essential to develop such a workforce.
- Sound financial systems: Financial resilience is crucial to absorb shocks. This includes maintaining healthy levels of public debt, efficient financial markets and sound regulatory frameworks that can prevent or mitigate financial crises.
- Innovation and technology adoption: Economies that embrace innovation and technology can adapt more quickly to changing global trends and market demands. This includes investing in research and development and creating an enabling environment for new businesses and technological advances.
- Sustainable practices: Integrating sustainability into economic planning can reduce the long-term risks associated with environmental degradation and climate change. Sustainable practices not only protect the environment, but also create new economic opportunities in green technologies and industries.
Effective governance and policy-making: Resilient economies are underpinned by forward-looking and effective governance. This includes planning and implementing policies that anticipate future challenges, including demographic shifts, technological change and climate-related risks. - Social safety nets: Strong social safety nets, including unemployment benefits, health care and education, can help maintain social stability and consumer confidence during economic downturns, facilitating a faster recovery.
- Global cooperation: In an interconnected world, international cooperation and trade relations can play a crucial role in building economic resilience. This includes participating in global supply chains, adhering to international standards and engaging in global governance structures.
Conclusion – Manging policies for economic growth
All these policies have the potential to boost economic growth. However, they need to be carefully designed and implemented to be effective. As noted above, there are many short-term gains with potential long-term consequences that need to be taken into account when formulating economic policy. With many governments also implementing policies that have international implications, getting it right is becoming increasingly difficult. A current example is the devaluation of currencies by many central banks in an attempt to boost exports. As almost every central bank is trying to do this, it is a race to the bottom.
The most important thing is to have a clear understanding of the objectives of the economy, the effects of policy and, above all, the trade-offs. With this in mind, it is possible to design policies that help stimulate economic growth while protecting other important objectives such as economic stability and long-term growth.
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